En el interior de la célula, siempre se están produciendo procesos químicos que modifican compuestos y sustancias (como lípidos, proteínas y carbohidratos). Son los alimentos de la célula y le permiten obtener energía suficiente para hacer funcionar a nuestro organismo.
El alimento ingresa a través de la membrana celular. Una vez dentro, las mitocondrias se encargan de procesarlo con la ayuda de enzimas que aceleran el proceso.
Estas acciones productoras de energía en el interior de la célula se conocen como respiración celular o respiración interna y se desarrolla en dos etapas.
- Primera etapa o respiración anaeróbica: el alimento solo es descompuesto en sustancias intermedias, como alcohol y ácidos. En esta fase no se necesita oxígeno y, por ello, se le conoce como respiración anaeróbica.
- Segunda etapa o respiración aeróbica: se realiza solo si hay oxígeno disponible. Las sustancias intermedias de la fase 1 se descomponen completamente en desechos, tales como dióxido de carbono y agua. Además, se libera la energía necesaria para que el cuerpo funcione de manera correcta.
- Primera etapa o respiración anaeróbica: el alimento solo es descompuesto en sustancias intermedias, como alcohol y ácidos. En esta fase no se necesita oxígeno y, por ello, se le conoce como respiración anaeróbica.
- Segunda etapa o respiración aeróbica: se realiza solo si hay oxígeno disponible. Las sustancias intermedias de la fase 1 se descomponen completamente en desechos, tales como dióxido de carbono y agua. Además, se libera la energía necesaria para que el cuerpo funcione de manera correcta.
Sin embargo, la energía que genera la respiración interna no es liberada de inmediato, sino que se almacena temporalmente en una molécula intermediaria llamada ATP (adenosín trifosfato), ubicada en las mitocondrias. Esta actúa en los momentos en que alguna reacción química necesita energía, pero también recicla sus componentes para lograr conseguir más energía de la respiración celular.
Lípidos, carbohidratos y proteínas
Los lípidos son moléculas orgánicas que tienen la misión de conservar la energía por un largo período. Los carbohidratos brindan energía a la célula, en tanto que las proteínas son macromoléculas consideradas como la base de la química vital, debido a que algunas sustancias clave, como, por ejemplo, las hormonas, son elaboradas a partir de ellas. Estas se crean al interior de la célula y, además, tienen la capacidad de formar membranas celulares y controlar las reacciones celulares.
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