martes, 6 de septiembre de 2016

La educación física en la prehistoria

La evidencia histórica en cuanto a la actividad del ser humano prehistórico ha sido obtenida fundamentalmente a través de dos métodos. El primero se deriva de estudios arqueológicos y antropológicos.
La segunda fuente de información se infiere del estudio de poblaciones modernas primitivas que se encuentran en nuestra civilización presente en ciertas áreas de África y Australia.
Los Aborígenes de nuestra época moderna se encuentran aún en la edad de piedra, de manera que proveen información vital de cómo sería la actividad física en la civilización primitiva. Sin embargo, se debe tener mucho cuidado al realizar inferencias y formular generalizaciones de esta fuente, puesto que dichas poblaciones no necesariamente representan lo que fue la civilización típica primitiva.
A través de estos estudios se sabe que la población primitiva participaba en juegos y baile, con énfasis en el baile. Se cree que el baile fue el comienzo del movimiento corporal organizado, lo que conocemos hoy en día como ejercicio. Debido a que el lenguaje no era muy efectivo, el baile representaba una manera de comunicación y expresión.
Los juegos también eran parte importante del diario vivir para estas poblaciones primitivas. En dicha época, el juego representaba aquella parte de la actividad total donde se participaba por simple diversión y espontaneidad. Además, el juego era un medio para preparar a los jóvenes para la vida adulta, puesto que el jugar era tomado de las actividades cotidianas diarias y representaban un medio reconocido para mejorar las cualidades físicas necesarias para sobrevivir, tales como la fortaleza muscular, velocidad y destrezas motoras particulares.

La meta educativa principal de la sociedad primitiva era supervivencia (a nivel individual y como grupo). No existían maestros de educación física, solo continuas demandas físicas y proyecciones en la vida diaria del ser primitivo. Para aquella época, era necesario que el ser humano tuviera una buena aptitud física, de manera que pudiera subsistir en el medio ambiente hostil donde vivía.
Por lo tanto, es posible que la actividad física primitiva estuviera relacionada en sus inicios con actividades de sobrevivencia, tales como la búsqueda continua de alimento, vestimenta, albergue, protección de un ambiente hostil y la propagación de las especies.
Las necesidades fisiológicas fundamentales del ser humano primitivo (Ej. el hambre) lo obligaba a ejecutar regularmente una variedad actividades físicas o destrezas de supervivencia, tales como la habilidad para defenderse por sí solo y a otros; el desarrollo de destrezas requeridas para la búsqueda de alimentos (Ej. lanzar, pescar, trepar, nadar, correr, cazar ); habilidades para conseguir ropa y encontrar albergue y las destrezas necesarias para vivir como un individuo en el mundo.

El ambiente físico de la sociedad primitiva requería que se tuviera una buena capacidad física. Por ejemplo, las inclemencias del tiempo, las cuevas como albergue, poca ropa para protegerse del frío y otras condiciones primitivas demandaban una apropiada fortaleza muscular, capacidad explosiva, agilidad, entre otras cualidades físicas.
El ser humano primitivo pudo subsistir a estas condiciones de vida adversas debido a su gran nivel aptitud física; fue posible este desarrollo físico por la activación constante de sus sistemas orgánicos, tales como los músculos esqueléticos, sistemas cardiorespiratorio, entre otros.
Esto, a largo plazo, propiciaba una diversidad de adaptaciones fisiológicas en este ser primitivo. Todo indica, entonces, que una apropiada aptitud física para el ser humano primitivo era necesario e imperante para poder sobrevivir en la vida diaria difícil que tenían estos individuos. Se puede especular que las destrezas físicas requeridas para la sobrevivencia para dicha época fueron enseñadas a los hijos de generación en generación.
Podemos, entonces, inferir que los padres primitivos fueron los primeros maestros de educación física.




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